Vivimos en un mundo cada vez más interconectado y digitalizado donde cualquier empresa tiene una alta dependencia de las redes de información y comunicación. Todo ello ha llevado a un aumento significativo en la cantidad y variedad de riesgos cibernéticos inherentes al empleo de las nuevas tecnologías. Las empresas, independientemente de su tamaño y facturación, se enfrentan a una creciente gama de amenazas que pueden tener consecuencias devastadoras para su operativa de negocio, reputación y clientes.
En este contexto, surge la necesidad de contar con un seguro de ciberriesgo específico que proteja a las empresas no sólo de las potenciales pérdidas y daños causados por incidentes cibernéticos, sino una protección integral ante un ataque o incidencia cibernética.
El número de ciberataques experimenta cada año un crecimiento exponencial, afectando a empresas de todos los tamaños y sectores. Prueba de ello en España son las estadísticas de cibercriminalidad publicadas por el Ministerio del Interior, o las informaciones públicas emanadas de organismos como el Centro Criptológico Nacional (CCN-CERT) o el INCIBE-CERT. De este último organismo resultan especialmente llamativas las estadísticas relativas a su ámbito competencial de “Protección de Infraestructuras Críticas” (PIC), las cuales reflejan los incidentes relativos a las Infraestructuras Críticas (IC) – Ley 8/2011 de Protección de Infraestructuras Críticas – y Operadores Estratégicos (OE).
Las amenazas cibernéticas son cada vez más sofisticadas, y los ciberdelincuentes no discriminan a la hora de elegir sus objetivos. La protección de los datos personales y empresariales es un componente crítico para cualquier organización. Las empresas tienen la responsabilidad de proteger la información confidencial de sus clientes, empleados y proveedores. Las normativas de privacidad, como el de GDPR, imponen sanciones severas a las organizaciones que no cumplen con sus requisitos. Un seguro de ciberriesgo específico puede ayudar a las empresas a cubrir los costos asociados con la investigación, notificación y reparación de violaciones de datos, así como con las sanciones impuestas por las autoridades reguladoras. En este sentido es importante tener en cuenta que la póliza de nuestro seguro cubra el servicio de contención tecnológica, así como gastos de notificación y monitorización de incidentes.
Los ciberataques pueden tener un impacto económico significativo en las empresas. Además de los costos directos, como la restauración de sistemas y la recuperación de datos, las empresas también pueden enfrentar pérdidas indirectas, como la interrupción del negocio, la pérdida de ingresos y la disminución de la confianza del cliente.
Una de las coberturas más importantes en la actualidad en los seguros de ciberriesgo es la relativa a la extorsión cibernética, así como los gastos de recuperación de datos y sistemas de información. Un amplio porcentaje de ataques llevados a cabo contra empresas están relacionados con código dañino del tipo ransomware.
Bajo la experiencia de DARKDATA como empresa de mitigación y resolución de incidentes de ciberseguridad, donde algunos de estos son directamente cubiertos por aseguradoras especializadas, se recomienda que las pólizas de ciberriesgo cuenten con coberturas en lo relativo a sustracción electrónica de fondos, usos fraudulentos de identidad, lucro cesante, cobertura de gastos de análisis forense, e incluso en todo lo relativo a sanciones en materia de PCI. La coberturas en materia de mitigación y resolución de incidentes pueden ahorrar a la empresas que suscriben este tipo de servicios cientos de miles de euros, así como tiempo en relación a recuperar su normal desenvolvimiento de los servicios prestados.